martes, 18 de febrero de 2014

LA CIUDAD PERDIDA (ANDY GARCÍA, 2005)

A finales de los 50, La Habana vive la violenta transición del régimen de Batista al estado marxista de Fidel Castro. En este contexto, Fico Fellove, propietario del nightclub máqs selecto de La Habana, lucha por mantener unidos la familia, el club y el amor de una mujer. Sin embargo, con el tiempo, su club se convierte en algo más que un lugar de diversión, y Fico será testigo de la desintegración de su familia, de la desaparición de su cultura y de la transformación de la gente. Sin embargo, el ritmo de la música cubana sigue oyéndose en el exilio. (FILMAFFINITY)

CRÍTICA:

"La película evoca esa época lejana con mimo y con una cierta poesía. (...) fue rodada en la República Dominicana. Hay mucha música, la mayor parte de aquel periodo e interpretada por los mismos músicos o sus sucesores. (…)"
Roger Ebert: Chicago Sun-Times

"Un tributo a La Habana pre-revolucionaria (...) Algunas de las metáforas de 'La Ciudad Perdida' son ineficaces. Lo que sí funciona es la sensación de la pérdida. (...) Cabrera Infante encuentra un brillante mecanismo en la aventura amorosa de Fico y Aurora (Ines Sastre), su cuñada, en el que Aurora en cierto modo se convierte en Cuba."
Stephen Hunter: The Washington Post

"Un proyecto respondón. (...) tan ajustado a la realidad como políticamente incorrecto. (...) Lujosa película (...) que habla sabiendo lo que dice (...)"
E. Rodríguez Marchante: Diario ABC

"Una declaración de amor a su tierra e inevitable crítica al régimen (de trazo un tanto grueso) (...) se echa en falta algo más de atrevimiento político en torno a las motivaciones que llevaron a la revuelta (las clases bajas son invisibles en la película), mientras se abusa de cierta tendencia a la postal melosa y romántica."
 Javier Ocaña: Diario El País

"García desaprovecha una historia prometedora y a unos excelentes secundarios sencillamente porque le falta oficio y estilo y le sobra artificio. (...)"
Toni Vall: Cinemanía 


Ví esta película en la tele, me gustó por la música,
Anina