miércoles, 14 de mayo de 2008

El verdadero ser humano (CIFU)

Ahora que cada día se descifra un “genoma” de cada ser vivo, la pregunta que surge es cómo es posible que compartamos algo. Porque la norma comparativa siempre es en qué porciento el bicho tal o cual se asemeja al genoma del ser humano. Y la realidad, que siempre es asombrosa, hace a uno sospechar que una mosca y/o una rata no deberían ser/compartir tanto genoma con el hombre, sobre todo teniendo en cuenta el egoísmo inusitado de éste. Pero claro. Basta que elabores esta teoría para que en cinco minutos un listillo graciosillo diga que en eso somos igual que las ratas.
Está claro. Todos somos raros, aunque lo que nos devuelve el espejo no sea el lugar razonable que provoca el asombro de nuestra rareza.
En este orden de cosas “genomíticas”, leo con fruición un titular que en sí mismo es una contradicción, como tantos otros, pero este siendo tan de lo que nos ocupa, tan genomoso, no deja de pasmarme: “el ornitorrinco es el mamífero más diferente del ser humano”
De siempre el ornitorrinco ha sido objeto de chiste y mofa dado su nombre, aspecto y costumbres, pero precisamente por eso me parece más cercano y parecido al ser humano, al menos al ser humano que soy yo (y otros que conozco) porque hartito estoy de que mi aspecto, nombre y costumbres sean mofa y chiste entre la comunidad “normalizada” que mira todo desde lo alto de su pedestal. En ese sentido entre la calaña humana he de decir que considero que habemos más de un “ornitorrinco” camuflado.
En el informe que leo dice que comparte el 80% del genoma con el ser humano, pero yo creo que es mucho más. Me atrevería a decir incluso que el ornitorrinco es más humano que el ser humano, y que el ser humano en realidad es bastante ornitorrinco.
El informe dice que el ornitorrinco “tiene los mismos genes que producen el veneno de los reptiles aunque no lo inyecta al morder, porque no tiene dientes”. Este dato es que me recuerda más la naturaleza humana del ornitorrinco, porque me traslada sin mesura a lo que Acebes y Zaplana son o han sido, suponiendo, claro, que su naturaleza haya sido humana.
También comenta el informe que el Ornitorrinco ha evolucionado a base de crear y desactivar genes, o sea, intercalar información genética absurda en medio de la que realmente tiene peso, lo cual me lleva a preguntarme de qué manera se puede hacer eso de forma voluntaria. Y claro. La respuesta está de nuevo en Acebes y Zaplana (y otros tantos que no voy a relatar por lo aburrido…..) que como todo el mundo sabe son capaces de todo por ser mamíferos y reproducirse por los huevos, como hace el verdadero ser humano que es el ornitorrinco.

Publicado por CIFU en el Norte de Castilla

1º de Mayo (CIFU)

Hace ya años que la decadencia del concepto “obrero, sindicato y reivindicación” ha perdido la batalla frente a la lucha de clases, tan “histórica”, tan como lo que es para un chaval de 15 años la idea de franquismo, o como lo es para uno de cinco el concepto “peseta”.
Y lo digo con una tristeza interior como la de un anciano que ve la vida desde la lejanía, o la cercanía del final inminente.
Las cosas no deberían ser así. La realidad no debería haberme empujado a verlas con la lejanía de un anciano, con el valor de una batalla perdida. Porque la realidad por la que el movimiento obrero ha luchado décadas no se ha transformado de forma universal en una bondadosa situación que describa el modelo de producción ni las relaciones con la patronal.
Supongo que se ha mordido el anzuelo del cansancio, de las migajas y de los estómagos agradecidos; pero sin tener ningún respeto por los que sí han querido mantener la lucha y la decencia de unas convicciones ideológicas que el consumismo y el falso desarrollo han tirado por tierra, bajo la sonrisa envenenada de los que tienen el poder económico, que ven cómo un simple maquillaje y unas nuevas estrategias de rompe y rasga con la antigua ideología han tirado por tierra años de lucha y han hecho del entorno de los sindicatos una pieza más en la maquinaria de la confabulación económica que permite la permanencia constante de la injusticia y la explotación.
Porque si buscamos una constante en esta historia de las relaciones laborales, la única que permanece de forma incólume a pesar de sus distintos disfraces, es la injusticia y la explotación. Vivimos en un país en que la explotación en los estratos más bajos del sistema de producción son un delirio que guarda paralelismos directos con los comienzos miserables de la era industrial, tanto en el entorno nacional como en de la población inmigrante. También sucede en los estratos medios y medio-altos, pero ahí las tragaderas y la compostura hacen más lubricada la explotación.
El caso es que no debemos llevarnos a engaño. El silencio que se escucha en este desierto ideológico es el eco de la victoria de esa manada de buitres que controlan la economía y poseen de la “a” a la “z” la estrategia para que ellos derrochen mientras el mundo se aprieta el cinturón, y que con una estudiada política de acoso, derribo y silencio, nos han hecho creer que “por fin ya todos somos burgueses”.
Si se dan cuenta, en estos últimos días los miembros del ex gobierno reproducen fielmente ese patrón por el cual, su abandono de la política se convierte en el abrazo de una multinacional. Eso es servir a la sociedad.

Publicado por Cifu en "El Norte de Castilla" el 2-05-2008